Tragedia en el Mediterráneo: “La noche de los sueños ahogados”

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Mientras en el Viejo Continente nuestras conciencias dormían tranquilas, y nuestras ambiciones seguían agitadas pensando en cómo resolver los problemas materiales provocados por la reciente crisis, 700 personas perdían la vida ahogando sus miedos y sueños en uno de los cementerios más grandes del mundo, el Mediterráneo.

Se trata de la peor tragedia migratoria de la historia reciente del Mediterráneo, superando a la sucedida en Lampedusa en octubre de 2013, donde casi 400 personas perdieron la vida en las puertas de Europa avergonzando a toda la comunidad internacional y poniendo en evidencia el fracaso de las políticas migratorias europeas.

Dos años después, lejos de haberse buscado soluciones, el drama se ha agravado notablemente y los datos así lo señalan. En los últimos días más de 1.000 personas han perdido la vida. En lo que llevamos de año ya podemos contabilizar un número de fallecidos diez veces más alto que el mismo periodo de 2014, un año que se convirtió en el más mortífero para el drama de la inmigración, con 3.224 personas ahogadas en el Mediterráneo, y en el primer cuatrimestre de 2015 llevamos ya 1.600 muertes.

Europa se enfrenta a un enorme desafío. Sin embargo sus respuestas están siendo desacertadas, decepcionantes y sus reacciones preocupantes. La UE sigue confundida, afrontando este reto que tiene un claro carácter humanitario, con respuestas meramente policiales y de blindaje de fronteras, en vez de abordar las causas que provocan estos desplazamientos forzosos y buscar vías seguras para que los seres humanos que están sufriendo las consecuencias puedan tener alguna alternativa.

No podemos obviar que en este drama hay implicados miles de seres humanos inocentes: refugiados y migrantes que huyen de conflictos armados, del hambre y la miseria. Todo ello, en gran parte, provocado por la riqueza del norte que sigue empobreciendo al sur.

Impedir las entradas

Cada vez que Bruselas se reúne para tratar este tema, en vez de replantearse la eficacia de estas políticas de gestión de flujos migratorios, las respuestas se orientan a reforzar Frontex cuyo objetivo es impedir las entradas de inmigración irregular de una forma coercitiva y sin ofrecer protección a las verdaderas víctimas de esta situación. De hecho, la eficacia de su labor está ocasionando que las redes de tráfico opten por métodos y rutas cada vez más peligrosas que tienen como resultado muertes y más muertes.

La muestra del escaso compromiso de la UE con este drama pudimos verlo tras la tragedia de Lampedusa, cuando Italia puso en marcha sin apoyo alguno, un operativo de búsqueda y salvamento, denominado Mare Nostrum, que logró rescatar a casi 190.000 personas durante 2014. Durante todo ese año el Gobierno italiano solicitó encarecidamente a la UE fondos para poder mantener dicha labor de salvamento. Sin embargo la respuesta de la UE fue del todo escasa, poniendo en marcha la ‘Operación Tritón’, cuyo presupuesto era de menos de un tercio que el anterior y por tanto el alcance mucho menor.

Un papel poco loable

Entre tanto España está teniendo un papel poco loable en esta tragedia. El pasado mes de marzo, nuestro Ministro del Interior, el señor Fernández Díaz, de opuso a una operación de rescate europea alegando que esto provocaría un “efecto llamada”. Ayer el presidente del Gobierno lanzó un llamamiento para que la UE busque soluciones, mientras que España sigue cosechando una enorme falta de crédito, internacional y nacional, en cuanto a sus políticas migratorias y de control de fronteras se refiere, a base de practicar devoluciones ilegales, implementar concertinas y practicar violación sistemática de los derechos humanos de las personas que intentan alcanzar nuestras puertas.

Para dar solución a este tremendo drama, desde CEAR exigimos respuestas coherentes poniendo en marcha medidas tales como:

La puesta en marcha de una nueva política europea de asilo e inmigración que priorice a las personas respetando los derechos humanos.
Habilitar vías seguras para las personas refugiadas e inmigrantes que huyen de la violencia generalizada y del despojo de sus recursos a través de programas conjuntos de reasentamiento, garantizando el acceso al procedimiento de protección internacional por vía diplomática y en frontera y reconsiderando las políticas de visados con los países que están generando estos flujos de seres humanos.
Centrar el esfuerzo en abordar las causas que están provocando el desplazamiento forzoso de las personas refugiadas.

Está en juego la credibilidad del viejo continente, el que presumía ser la Europa de los derechos y las libertades. No podemos mirar hacia otro lado. Hoy son ellos los que necesitan refugio, mañana podría ser yo o… podrías ser tú.

Estrella Galán es Secretaria General de CEAR.

(USO es miembro de la Asamblea de CEAR)

LSB-USO
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