La dependencia de los servicios lastra los salarios y las pensiones de los gallegos

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La fuerte dependencia del sector servicios en Galicia, que ocupa al 72% de los ocupados y aglutina al 31% de los parados, lastra la recuperación salarial de la Comunidad. A pesar de que la subida media de los sueldos gallegos en 2018 está siendo de un 1,3%, medio punto por encima de la media nacional, se debe a la fuerte subida de los salarios industriales, de un 6,5%, mientras que en Servicios, con tres de cada cuatro trabajadores en activo, han bajado un 0,5%. Son algunas de las conclusiones que se pueden extraer de la Radiografía socioeconómica y laboral de Galicia, elaborada por el Gabinete de Estudios de USO y presentado esta mañana en Santiago de Compostela por la secretaria de Comunicación y Estudios Sindicales de USO, Laura Estévez.

“Este decremento salarial no puede tolerarse en un contexto de recuperación macroeconómica a ritmo similar al del conjunto del país, con crecimientos del PIB superiores al 3% desde 2015 y un alza de precios constante en alza. Desde el inicio de la crisis, en 2008, los empleados en Servicios han perdido un 6,8% de poder adquisitivo con respecto al IPC. Solo los trabajadores de la industria se han recuperado, experimentando una subida salarial real de casi el 12% en esta década, que no puede tirar de la media, con una pérdida de poder adquisitivo del 3% para el conjunto de Galicia”, analiza Estévez. “Esto nos deja dos mensajes claros: el primero, que los empresarios no están trasladando su recuperación a los trabajadores y que el Acuerdo Estatal por la Negociación Colectiva, además de ser insuficiente, no se cumple; y el segundo, que Galicia debe cambiar su modelo productivo hacia una mayor industrialización que genere riqueza”, continúa.

La acumulación de sueldos más bajos en la Comunidad trae consigo “una correlación con las pensiones. Los jubilados gallegos tienen una pensión media un 16,4% más baja que la media nacional, producto de toda una vida laboral con salarios también por debajo del conjunto del país”, concluye Laura Estévez.

Baja cualificación y larga duración

El estudio deja un dato preocupante sobre la posibilidad de inclusión en el mercado laboral de muchos de los parados gallegos. “Un 41% de los desempleados no ha finalizado ni siquiera la Enseñanza Secundaria, con lo que no solo no tienen empleo hoy, sino que es difícil que lo puedan encontrar en un futuro sin una formación adicional. Este fracaso escolar en edades tempranas debe corregirse en la vida adulta con programas de reinserción o estamos hablando de futuros nichos de pobreza a muy corto plazo”, lamenta la secretaria de Comunicación y Estudios Sindicales de USO.

Un análisis del paro y formación que tiene su cruz: “es curioso que, por volumen, el siguiente gran grupo de parados en función de su formación sea el de los titulados superiores, que suponen el 27% del total de los parados. Esto supone que existe un desajuste entre lo que demanda el mercado laboral y la formación que reciben los jóvenes. Hay que fomentar una formación activa para el empleo basada en contratos reales de formación y en la potenciación no tanto de conocimientos, que ya se adquieren en la universidad, como de habilidades”, considera Laura Estévez.

Otro de los grandes males del mercado laboral gallego, que coincide por lo general con el comportamiento nacional, “es el alto porcentaje de desempleados que lo son de larga o muy larga duración. El 54% de los parados lo es ya por más de un año, mientras que un 37% de desempleados ya lleva sin trabajo más de dos años. Esto supone la pérdida de cobertura social, un riesgo inminente de pobreza y la pérdida de especialización, ya que al haber pasado más de un año sin desde su último puesto de trabajo, son englobados en el sector económico de ‘buscando su primer empleo’, sin tener en cuenta su experiencia en uno u otro sector productivo”, matiza Estévez.

En cuanto a la recuperación del empleo, la estadística refleja claramente que ha sido a base de aumentar la temporalidad, al bajar los trabajos indefinidos de suponer el 78% del empleo en 2012 a un 73,2% hoy. Y también que comienza a abrirse de nuevo la brecha de género. “En Galicia se destruyó más empleo masculino que femenino durante la crisis, lo que provocó que llegase a minimizarse la brecha de género. Sin embargo, en los últimos trimestres, con el crecimiento del empleo, ya se ve que las contrataciones vuelven a tener sexo masculino, comenzando a despegar de nuevo la diferencia. Aun así, no se ha recuperado el empleo anterior a la crisis en su globalidad, tanto en población ocupada como en parados, como porcentaje de la ocupación con respecto a la española, donde Galicia ha perdido peso”, concluye Laura Estévez.

LSB-USO
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